El bueno de Edward buscaba un juego que cumpliese las siguientes condiciones:
- Un número mínimo de piezas, preferiblemente una por jugador.
- Un tablero lo más pequeño posible.
- Las mínimas normas posibles para que fuese fácil de jugar y aprender.
- Que tenga suficiente profundidad.
- Que no tenga una estrategia ganadora, es decir, que dos jugadores perfectos puedan jugarlo indefinidamente.
- Se trata de un juego sencillo para dos jugadores en el que cada jugador dispone de una pieza en forma de L de tamaño 3×2. Se juega por turnos sobre un tablero de 4×4 que además dispone de dos fichas neutrales de tamaño 1×1. La posición inicial es la que aparece en el diagrama.
- El objetivo del juego es inmovilizar la L del contrario de manera que no pueda mover.
- La mecánica es sencilla: En cada turno, un jugador debe mover su L, es decir, retirarla del tablero y volver a situarla en él sin superponerla a ninguna otra ficha y sin salirse del mismo. Para que cuente como movimiento, la L debe ocupar al menos una casilla que no ocupase antes (dejando, por lo tanto, una de las casillas que ocupaba antes libre). Una vez movida la L de su color puede, opcionalmente, mover una de las casillas neutrales a otra posición libre del tablero.
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